viernes, 1 de enero de 2010

Antonio Castro Sánchez


Antonio Castro Sánchez. Villarta de los Montes (Badajoz),1957. Funcionario de Carrera de la Diputación Provincial, ejerciendo como Técnico en la Residencia Universitaria "Hernán Cortés" de Badajoz.
Miembro de la AEEX (Asociación de Escritores Extremeños y de la UBEX (Unión de Bibliófilos Extremeños); y socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Tiene en su haber varios premios de relatos, cuento y poesía. Entre ellos:
-Premio de relatos en Hervás.
-Premio especial del jurado del Certamen del libro Infantil Ciudad de Morón
-Premio VII Premio Oliva de Poesía
-Premio de Poesía Ciudad de Jerez. (Soneto clásico)
-Premio Libro Infantil Ciudad de Morón
-Premio Fabio Quintiliano de relatos 2004.

Ha publicado:
-“Primeras canciones”
Ayto. de Morón de la Frontera, 2000.
-“Aquella mañana”
Ayto. de Morón de la Frontera, 2001.
-“Las aventuras de Umar, príncipe de Badajoz”
Ayto. de Badajoz, 2003.
-“La fábrica”
Ayto. de Calahorra, 2006
-“La diablesa de Badajoz” y “La torre de las siete ventanas” (Teatro)
Ayto. de Badajoz, 2007
-“Tierra y destino”
Carisma Libros S.L., 2009

-Ha participado en publicaciones colectivas como “El vuelo de la palabra”, “El espejo”, “Poetas en la Regenta” y “Otoño literario y solidario”.



CÁCERES

Nadie tiene el poder de detener el tiempo,
salvo la luz que vive en los arcanos
rincones de tus casas;
ese barniz de luna
que recubre de espuma y de jazmines
tus torres desmochadas,
que desciende y serpea por tus calles
como argentino río
y se vierte en el mar de tus fachadas.

No.
Nadie tiene la magia
de darle eternidad a la belleza,
salvo el rayo de sol
que duerme entre los líquenes
del umbrío costado de tus plazas,
que destella en los ángulos perfectos,
en los dorados vértices
de las piedras talladas
por los hombres que un día te soñaron
con las manos y el alma.

No.
Nadie tiene la gracia
de domeñar los siglos a su antojo,
salvo el dios
que habita las pisadas
anónimas de todos los que hollaron
tus calles empedradas
de paz y de silencio.
Ese dios que acumula entre sus manos
los sueños de tu pueblo
y en su memoria guarda
los nombres y la historia
como si fuesen agua…

Para expresar tu luz,
para nombrar tu magia,
para decir tu nombre:
¡CÁCERES!
-prodigio de arenisca levantada-
me sobra corazón
y me faltan palabras.

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